El día del blog


Me entero esta mañana gracias a Álvaro de que hoy es el día del blog. Es costumbre en esta celebración, que tiene lugar desde que la propusiera en 2006 el bloguero israelí Nir Ofir, recomendar cinco blogs, por aquello de crear una red de intereses comunes.

He aquí mis cinco sugerencias:

Save the Geek, el blog de mi amigo Álvaro y una de las personas más activas que conozco en esto de la red 2.0. Cualquier tema, desde cine hasta Mac pasando por la vida 2.0 está tratado en su ameno (y muy activo) blog. Un must.

Be Creative my Friend, blog sobre publicidad regentado por mi primo Charlie, creativo en Bassat Ovligy. Esencial para estar al día.

Quand je serai grand je serai entrepreneur. En francés. Blog de mi amigo (y ex compañero en Innovation Labs) Yohan Launay, una de las mitades de ConceptSL. Internet y mundos virtuales tratados con un rigor que no encontramos demasiado a menudo en este mundillo de los blogs.

Historias de un aprendiz, blog donde mi amigo Alfonso publica las fotos que realiza mientras intenta convertirse en fotógrafo. Y no lo hace nada mal.

Jump Tomorrow, blog de un valenciano expatriado en china. La bitácora, que se extendió durante tres años, recoge algunas de las mejores reflexiones que he encontrado en la blogosfera. A leer. Y a resucitar.

Bueno, eso es todo. Me despido de todos vosotros deseándoos un feliz día del blog. En un par de horas procederé a la instalación de Windows Se7en en mi ordenador (ves, Álvaro, tanto te has puesto a trastear con Snow Leopard que me has dado envidia), así que la fecha de mi próximo post es incierta.

Hasta pronto (espero)

Store Wars


Me paseo como cada mañana por mis subscripciones de Google Reader y leo que Microsoft planea lanzar una tienda de aplicaciones para Zune. La noticia, aunque previsible, se añade a otras parecidas y confirma la saturación del mercado de las aplicaciones para dispositivos portátiles, Stores.

Hace un par de meses realicé un estudio sobre esta nueva tendencia del mercado de las telecomunicaciones. Aunque las aplicaciones para móviles existen desde hace años, fue Apple quien apoyándose en el lanzamiento del iPhone y en la experiencia previa con iTunes creó el concepto que hoy entendemos como Store como una estrategia de diferenciación.

Si el primer iPhone conoció el éxito gracias a su revolucionario hardware (que ha acabado propiciando la proliferación de smartphones con pantalla táctil), éste ha ido, versión a versión, cediendo su protagonismo a las aplicaciones. Sólo hay que ver los anuncios del 3GS.

El teléfono móvil, por tanto, se convierte en un mero recipiente donde meter (y ejecutar) aplicaciones. Y parece que la apuesta les ha salido bien: en sólo un año App Store ha experimentado un crecimiento del 13000% (sí, son muchos ceros) y probablemente sobrepasará las previsiones más optimistas de los analistas de Piper Jaffray, que fijaban los beneficios de la plataforma en un billón de dólares para 2009.

Era, pues, cuestión de tiempo que el resto de fabricantes y editores de software decidiera replicar -una vez más- el modelo de Apple esperando obtener un rendimiento similar. El problema es que el lanzamiento de un Store implica, por un lado, disponer de una plataforma uniforme que permita ejecutar la totalidad de las aplicaciones (lo cual, salvo en el caso de Apple y los dispositivos Android, no se da) y por otro conseguir que el máximo de (buenos) desarrolladores posibles se dediquen a tu plataforma; éstos, por su parte, lo harán en mayor o menor medida en función del éxito del Store en cuestión. La pescadilla que se muerde la cola, que diría mi prima Cristina.

Tenemos, por tanto, un panorama en el que los Stores se multiplican como champiñones, un ambiente multiplataforma muy poco homogéneo y una masa de developers escasa y confusa. En mi opinión, algunos (si no la mayoría) de Stores están condenados a la desaparición. Adieu. Es ley de vida. Y sobre todo si tenemos en cuenta el poco éxito (y eco) que algunos de estos experimentos están generando, y lo digo pensando en los Ovi Store, App World, PlayNow, Mobile Applications y demás copias baratas de AppStore que harán sonrojarse a más de una junta directiva que se lanzó a la piscina con demasiada alegría.

Como yo lo veo, la única posibilidad para derrotar a Apple en su terreno es a través de una plataforma abierta y utilizada por varios constructores, como Android o Windows Mobile y que luego cada uno escoja el hardware que más le guste.

Dado que mi fe en los chicos de Redmond es bastante limitada (me instalé Windows Mobile 6.5 y sigue siendo igual de malo), me centraré en el caso de Android. Algunos estudios calculan que en menos de dos años habrá más androides en el mercado que iPhones. Si unimos eso a un Store más ágil, que paga a tiempo, y que además no ejerce la censura de modo arbitrario sobre las aplicaciones que se proponen, puede que en Cupertino alguien empiece a sentir cómo recorre por su espalda un sudor frío. Eso sí, para entonces, ya se habrán inventado algo nuevo.

Pero eso es otra historia.

Hello World

int main()
{
printf("hello, world");
return 0;
}

Bienvenido a mi blog.

Hace ya dos años que decidí abandonar la insana costumbre del blog. Conservo de aquella época, como dos tatuajes, unas ojeras que parecen no querer abandonarme, como si pretendieran recordarme las noches en vela ahogado en mis pensamientos. Y es que por  aquel entonces mis posts consistían en sucintas reflexiones sobre las pequeñas cosas de la vida. Metafísica, si somos generosos con el término.

Me ha costado algún tiempo decidirme a volver a escribir. Decido hacerlo en un blog nuevo, con otra cara, con otras intenciones.

Empiezo por tanto hoy esta nueva bitácora con la intención de hablar de las cosas menos importantes de la vida, de las banalidades de esta vida 2.0, de gadgets, gizmos y demás hierbas, que intentaré aderezar con mis experiencias y reflexiones.

Eso sí, de metafísica, ni hablamos.

Gracias por leer.
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